miércoles, 9 de octubre de 2013

LEYENDAS DE LA SELVA

EL LAMENTO DEL AYAYMAMA


En las noches selváticas hay chirridos, cantos, gritos, lamentos que erizan la piel, cuando uno los escucha por primera vez.

Pero hay un canto largo, triste como un lamento, que estremece a los pobladores, es el canto que escuchó Julián una noche de luna llena.

¿Mamita qué pájaro es ese? ¡Escucha!

Sí, ya escucho hijito, ese es el canto de unas avecitas que según la leyenda fueron unos niñitos, que sus padres los abandonaron involuntariamente al morir.

Al quedar solos y librados a su suerte, en la inmensidad de una jungla muda, indiferente a los pasares y tristezas, los niños salieron a deambular buscando algún fruto para saciar su hambre, pero al ir avanzando fueron sorprendidos por una mujer, muy bella de dulzura angelical que les preguntó: ¿Dónde está papito? ¿Dónde está mamita?. Los niños llorosos y temerosos respondieron: no tenemos papá, ni mamá.

Conmovida hasta las fibras más íntimas de su ser, esa hada maravillosa abrazó con ternura a los niñitos y dándoles un sonoro beso en la frente, los transformó en dos pajaritos que enseguida se perdieron trinando por la amplitud del bosque.

Desde ese día, ellos van piando por todos los rincones de la selva misteriosa, estremeciendo con su canto lastimero a todos los pobladores de la selva. 

Este es el canto que escuchó Julián en una noche de luna llena y que también se conoce como: “El Lamento del Ayaymama”.

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